El orgullo separa al ser humano de Dios, lo lleva a la idolatría y a la religión.

“Fueron, pues, reunidos los sátrapas, magistrados, capitanes, oidores, tesoreros, consejeros, jueces, y todos los gobernadores de las provincias, a la dedicación de la estatua que el rey Nabucodonosor había levantado; y estaban en pie delante de la estatua que había levantado el rey Nabucodonosor. Y el pregonero anunciaba en alta voz: Mándase a vosotros, oh pueblos, naciones y lenguas, que al oír el son de la bocina, de la flauta, del tamboril, del arpa, del salterio, de la zampoña y de todo instrumento de música, os postréis y adoréis la estatua de oro que el rey Nabucodonosor ha levantado; y cualquiera que no se postre y adore, inmediatamente será echado dentro de un horno de fuego ardiendo.” Daniel 3:3-6 RVR1960

(Lee Daniel, capítulo 3.3-16, antes de escuchar el audio de 16’ y 00’’).

Escucha los comentarios acerca de Daniel, por el Dr J. Vernon McGee, has clic aquí: http://obrerofiel.s3.amazonaws.com/wp-content/uploads//2010/10/Dn-3.3-16-McGee.mp3

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Febrero 22 2018 – Nota Bíblica 053 

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