Reflexión 06.
Primero, lo primero; segundo, lo segundo. Esto es obvio, en la teoría; pero en la práctica, lamentablemente no; porque lo primero que enseñamos a un recién convertido es: bautízate para que le sirvas a Dios. Por eso, el énfasis hoy es servir a Dios, muchas veces sin saber cómo y sin que se viva como verdaderos hijos de Dios.
La Biblia demuestra que Dios nos llama a SER sus hijos, para crecer en una relación de Padre a hijos y de hijos a Padre; por lo cual, nos ha dado su Espíritu Santo para guiarnos en ello, transformarnos a la imagen de su Hijo, el Señor Jesucristo, para que lleguemos a SER como Él. Esa es la razón por la que desde recién convertidos nos da el Don del Espíritu Santo y con Él el fruto suyo para SER y vivir como verdaderos hijos de Dios.
En segundo lugar, sin dejar dicha relación de Padre e hijos, nos capacita con sus dones para poder HACER su voluntad como verdaderos siervos del Señor Jesús. Así que, Él nos enriquece con sus dones, 1 Corintios 12, para que le sirvamos como hijos y como siervos, porque el hijo siempre queda en casa, pero el siervo no.
De modo que un verdadero hijo de Dios se caracteriza por experimentar y vivir el fruto del Espíritu Santo: amor, gozo, paz, (dentro de sí mismo para ser;) paciencia, benignidad, bondad, (dentro de sí para su buena relación con los demás;) fe, mansedumbre y dominio propio, (para su relación personal con Dios, su Padre.) Y un verdadero siervo de Dios se caracteriza por ser capacitado con los dones para poder HACER la obra de Dios.
Por tanto, primero hijos y segundo siervos. (Lea Hechos 2.38; Gálatas 4.4-7 y 5.16-18, 22-23 y 25).
Reflexión 06.
-070615-
Excelente reflexión Pastor. en este momento hemos descuidado esa relación de padre a hijo en todos los aspectos.