Una orden imperativa

 Justo después de su resurrección, con autoridad divina, el Señor Jesús impartió una orden imperativa para cumplir su propósito con la humanidad, que todos los hijos de Dios debemos cumplir con urgencia, sin excusas. Es necesario tomar en cuenta que la promesa aquí es sólo para quienes obedecen la orden impartida por Él.
Observe: “Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.” Mateo 28:18-20.
Nota diaria 010

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