Alguien dijo: “Nadie puede dar lo que no tiene.” Para amar a Dios o darle amor a Él y a mi prójimo, primero debo tener su amor morando en mí, a través de su Espíritu por la fe en la gracia del Señor Jesucristo, conforme a su palabra.
Observa: “Y la esperanza no acarrea vergüenza porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado;” Romanos 5:5 RVA2015.
Lee cuál es el verdadero amor de Cristo dado a nosotros, 1ª a los Corintios, capítulo 13.
Nota diaria 007